Jardines al frente y patios enjardinados, pero sobre todo techos y fachadas enjardinados, podrían mejorar decididamente el clima polucionado de las ciudades: el aire se purificaría, se reducirían considerablemente los remolinos de polvo y las variaciones de temperatura y porcentajes de humedad disminuirían. Para lograr un clima urbano saludable, probablemente sería suficiente con enjardinar entre un 10% y un 20% de todas las superficies techadas de la ciudad, ya que un techo de césped sin podar tiene promediamente de 5 a 10 veces más de superficie de hojas que la misma área en un parque abierto.
Se puede partir de la base de que en los barrios céntricos de las grandes ciudades 1/3 de la superficie está edificada, 1/3 corresponde a las calles y plazas, a su vez pavimentadas, y solamente queda 1/3 de superficies verdes sin pavimentar. Si solo por cada cinco techos hubiera uno de césped, la superficie de hojas en esa ciudad se duplicaría.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
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